"Es hora de empezar el movimiento de la escuela lenta" (Maurice Holt)Otros idiomas: Català

lunes, 9 de noviembre de 2009

El tiempo y la educación

¿La reflexión sobre el tiempo es técnica? ¿Es filosófica?

Probablemente, en nuestra tradición la reflexión sobre el tiempo ha tenido ambas vertientes. A veces, esa reflexión se ha limitado a pensar los parámetros concretos a fin de organizar, racionalizar o aprovechar el tiempo al máximo. En una cultura en la que siempre nos falta tiempo y con un escuela sometida continuamente a la presión externa de los contenidos y los aspectos que hay que trabajar, esa escasez de tiempo, que a menudo se traduce en angustia, nos lleva a una situación en la que el manual de autoayuda parecería la solución; sin embargo, al final nos conduce a un nuevo callejón sin salida.

La reflexión filosófica es interesante, pero no deja de ser un ejercicio intelectual con el que explicarnos cómo hemos llegado a la situación actual, tan llena de contradicciones. En esta época de la historia de la humanidad, en la que parece que las personas disponen de más tiempo, ya que la esperanza de vida es cada vez mayor, experimentamos la sensación de tener menos tiempo que nunca. Por eso estoy convencido de que el debate sobre el tiempo no puede reducirse a los aspectos técnicos ni a los filosóficos. Porque hay un terreno cotidiano de decisiones políticas y administrativas que condiciona la vida y el futuro de la educación y de la escuela, y en el cual es necesario intervenir.

Este debate llega continuamente a la escuela: ¿Cuántas horas de castellano? ¿Qué calendario lectivo? ¿Cuántas horas extras? ¿Cuántas horas de permanencia? ¿Es la sexta hora un antídoto contra el fracaso escolar? ¿Más horas para las actividades extraescolares? ¿Más recursos para más horas para más extraescolares?

El más, junto con el antes --que también es una interpretación del tiempo--, son elementos de reflexión cotidiana en la escuela.

La lentitud, vista desde la perspectiva de la desaceleración, con la idea de encontrar el tiempo justo y de no condicionar el hecho educativo a la mirada constante del reloj, se convierte hoy en día en un ejercicio imprescindible para sobrevivir y dar un giro a la educación y, también, a la vida.

Educación, vida, tiempo justo, lentitud… son conceptos estrechamente ligados que nos llevan a pensar que es posible otra escuela; otra educación, pensada con otros parámetros, más cercanos a las necesidad de los ciudadanos del siglo XXI.

Esperamos que los debates que hacemos en este blog, algún día, puedan servir para extender una nueva cultura sobre el tiempo en la educación y la sociedad.


Joan Domènech.

1 comentario:

  1. Hola, quiero enviarles un saludo, por medio de los boletines de Graó me he enterado de su libro y ahora del blog que han publicado, me da mucho gusto encontrar esta propuesta que vienen planteando. Yo vivo en la ciudad de México, y la dinámica de sobrevivencia/convivencia de 20 millones de personas es realmente escalofriante jejej, eso definitivamente ha impactado en la manera en que entendemos los procesos educativos y justo hacía poco pensaba que es necesario hacer una suerte de "alentamiento voluntario" donde uno pueda percibir y percatarse de todo lo que dejamos de lado cotidianamente, que no es poco pues resulta que en ese acelerar nos perdemos a nosotros mismos.
    La lógica que ha prevalecido de manera hegemónica en el sistema educativo de mi país ha sido en los últimos años, la de la evaluación y a partir de la misma se han construido "culpables" de los "fracasos del sistema", sin hacer mayor problematización, negando por supuesto que hay una intencionalidad política detrás. Actualmente yo trabajo en un museo público pero estuve colaborando mucho tiempo en centros escolares y ahora estoy a cargo del área de educación por lo que todas estas cuestiones me siguen inquietando y generando puntos de cuestionamiento en mi práctica profesional.
    Tengo muchas ganas de leer su libro, así que estaré pendiente a su venta acá en mi país.

    Saludos, Karina

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